Una reflexión sobre cómo la terapia psicológica contribuye al equilibrio emocional.
Hace no demasiado tiempo atrás, las personas que estaban bajo tratamiento psicoterapéutico temían decir que acudían al psicólogo por miedo a ser estigmatizadas. Afortunadamente, en los años más recientes esta tendencia parece estar revirtiéndose. El ir a terapia, poco a poco, va perdiendo aquél cascarón que caracterizaba al proceso terapéutico como algo en lo cual desconfiar, misterioso, o solo necesario para “tratar a los locos”. Las sociedades del siglo XXI cada vez demandan más a la psicología en tanto disciplina necesaria para atender a los desafíos de salud mental que esta época ha traído consigo.
De hecho, en la actualidad parece haber cobrado valor el papel de la psicoterapia en relación al bienestar mental de una persona, más allá de la presencia o no de una psicopatología. No obstante, todavía persisten algunas misconcepciones acerca de la psicoterapia. En este artículo desarrollaremos este cambio de paradigma en torno al lugar de la psicoterapia en la actualidad y aclararemos algunos puntos que debes conocer sobre la psicoterapia si estás pensando en iniciar un proceso terapéutico para mejorar tu bienestar mental.
La psicoterapia en la actualidad, enfocada en el bienestar mental
La psicoterapia, así como lo ha hecho la psicología en general y las demás disciplinas científicas, responde a una necesidad social. Y, así como las demandas de la sociedad mutan con el transcurrir de los años, también así han de hacerlo las teorías científicas para dar explicación a los fenómenos cambiantes de la realidad.
En términos de salud mental, el cambio de milenio estuvo marcado por el advenimiento de un aumento en muchos trastornos psicológicos, específicamente los trastornos de ansiedad, que algunos autores denominaron “la epidemia silenciosa del siglo XXI”. Según la OMS, en 2019, alrededor de 300 millones atravesaron por un trastorno de ansiedad. Y es probable que ese número se haya quedado corto: por una parte, porque no todas las personas que sufren de un trastorno son diagnosticadas. Por otro lado, porque hay muchas personas que padecen de ansiedad pero no cumplen con los criterios diagnósticos necesarios para que un profesional determine que sufre, con nombre y apellido, un trastorno de ansiedad.
No es sólo para quienes sufren un trastorno
Estos datos nos conducen a pensar en que la gran mayoría de nosotros conocemos a alguien que haya en algún momento de su vida experimentado altos niveles de sufrimiento a causa de la ansiedad (o cualquier otro estado emocional intenso). Incluso, es muy probable que ese alguien haya sido uno mismo.
El hecho de que las personas vivamos en carne propia los efectos de la ansiedad, el estrés, la depresión y tantas otras experiencias de malestar psicológico —más allá del padecimiento o no de un trastorno diagnosticado— es quizás lo que ha llevado a que se comenzara a valorar la importancia de la psicoterapia en el bienestar mental de la población en general. El dolor es un componente intrínseco a la vida humana, y por lo tanto, tener la posibilidad de acceder a un tratamiento psicoterapéutico puede ser sumamente beneficioso para cualquier persona.
El proceso no es lineal
Ahora bien: ¿qué se puede esperar, de antemano, de un tratamiento psicoterapéutico? En primer lugar, es importante saber que al acudir con un psicólogo podemos esperar en el mediano y largo plazo el logro de un mayor bienestar en nuestras vidas. Sin embargo, esto no significa que la terapia vaya a progresar con un ritmo consistente hasta la mejora.
La psicoterapia requiere que el paciente o consultante esté dispuesto a acercarse a su dolor, a aquello que le trajo en un primer momento a consulta, pero también a esos otros aspectos de su vida igual o más difíciles que tendía a evitar. Es por ello que el acto de iniciar un proceso con un terapeuta es un gesto de valentía para con uno mismo. Aunque sea algo inevitable, las personas nos resistimos en embarrarnos con nuestro malestar. No obstante, la vía hacia el bienestar mental tiene esa parada obligatoria. Pero, en el largo plazo, vale la pena.
La psicoterapia no es mágica
Las psicoterapias basadas en evidencia han demostrado sistemáticamente que los pacientes o consultantes mejoran de forma notable al permanecer en el tratamiento. Esto no quiere decir que el terapeuta vaya a hacer magia durante la consulta. Todavía existe una suerte de ilusión de que el psicólogo es capaz de ofrecer una verdad reveladora a sus pacientes, sesión tras sesión, cuando en verdad es el paciente quien lleva a cabo gran parte del trabajo. Terapias como la terapia cognitivo-conductual (TCC) o algunas terapias de tercera generación proponen la realización de tareas por fuera del momento de la sesión —como completar registros, leer bibliografía breve y sencilla propuesta por el terapeuta para trabajar determinada habilidad, prácticas mindfulness, de exposición, etcétera— que son resultado del esfuerzo del paciente.
… pero sí puede ser transformadora
Los efectos positivos de la psicoterapia en el bienestar mental pueden ser tales que el mismo proceso podría resultar sorprendente para el paciente. Específicamente, aquello que sorprende es la transformación personal a la que conduce. Una persona no es la misma antes y después de un proceso terapéutico.
El trabajo con un profesional de la salud mental puede ayudar a una persona a adoptar conductas más adaptativas para su día a día, como aprender a comunicarse de forma asertiva con los demás o a llevar a cabo acciones significativas incluso cuando hacerlo sea doloroso. Pero, también, puede servir para que la persona pueda detectar, cuestionar y reorientar su propósito de vida de ser necesario, trabajar con sus valores, embarcarse en sus proyectos personales. En definitiva, la psicoterapia le provee a la persona las herramientas necesarias para comprender sus pensamientos y emociones, por más difíciles que sean, y le facilita la adquisición de habilidades para decidir cómo actuar en consecuencia a sus experiencias.
Referencias bibliográficas
Puchol, D. (2003, 29 de septiembre). Trastornos de ansiedad: la epidemia silenciosa del siglo XXI. Revista PsicologiaCientifica.com, 5(3).
GBD Results Tool (2019). Global Health Data Exchange. Seattle: Institute for Health Metrics and Evaluation. Organización Mundial de la Salud (OMS) (2023). Trastornos de ansiedad.