Separación

La separación de pareja es uno de los acontecimientos vitales que más estrés genera en la mayoría de la población. Algunos estudios apuntan que, después del fallecimiento de un ser querido, una separación es la experiencia vital que más malestar emocional puede generar.

Si además, la pareja tiene hijos en común, el proceso no sólo implica la interrupción de la convivencia en pareja sino también la de la convivencia familiar. Hecho que supondrá un mayor sufrimiento para todos los miembros que la integran.

Ansiedad, tristeza, ira, culpa… son muchas y muy diversas las emociones que pueden aflorar ante un proceso de separación. Su intensidad vendrá condicionada por varios factores: la existencia o no de hijos en común, los motivos de ruptura, la personalidad de cada persona, los sentimientos hacia el otro, las experiencias vividas en común, las características que vaya a adoptar la ruptura (amistosa o judicial), entre otros factores.

Sin embargo, como en todas las situaciones generadoras de estrés, la clave está en cómo interpretamos nosotros lo sucedido. Es decir, con qué recursos de afrontamiento contamos y cómo los percibimos en relación al cambio vital que se avecina.

Las personas con un buen apoyo social y la percepción de plenitud en otras áreas vitales (profesional, intelectual, espiritual,….) superan mejor la separación de pareja.

Nuestra autoestima y personalidad (resultado de la herencia genética, las experiencias vividas y la influencia socio-familiar) condicionará gran parte de las reacciones emocionales que aparecerán tras la ruptura.

Cada pareja es individual y distinta de cualquier otra ya que cada uno de sus componentes es único e irrepetible.

Tras una separación de pareja se sigue un proceso psicológico parecido al del duelo, variando su intensidad en cada caso en particular. La separación supone un cambio con una influencia vital muy amplia (puede afectar las áreas emocional, familiar, social, económica,…).

En parejas con hijos es importante instaurar unos buenos hábitos de comunicación. Sigue siendo importante llegar a acuerdos en lo que concierne a la educación.

Consejos para afrontar la separación:

Trata de potenciar otras áreas vitales (realización profesional, aficiones).

No te infravalores. Si durante este tiempo has dependido de la otra persona, ahora es el momento de sacar a relucir tus recursos.

Favorece el contacto social. En este momento te será de gran ayuda contar con el apoyo de familiares y/o amigos.

Intenta ver la situación como una oportunidad para aprender y superarte no como un fracaso. Mira hacia adelante.

Valora las posibilidades que te abre la nueva situación y trata de no centrarte sólo en aquello que has perdido.

Reserva algún espacio de tu tiempo para la soledad. Realiza alguna actividad en solitario y deja fluir tus pensamientos (deporte, bricolaje, jardinería…).

Retoma proyectos personales que aparcaste. Ahora tendrás más tiempo para ti. Aprovéchalo.

No generalices. El hecho que no haya funcionado esta relación no significa que siempre vaya a ocurrir lo mismo.

Tómate un tiempo para asumir lo que ha pasado. No te pongas objetivos poco realistas (como encontrar una nueva pareja lo antes posible para olvidar a la anterior).

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